La creciente colonización de los territorios ocupados por parte de Israel lleva violando leyes internacionales desde 1967; el primer asentamiento ilegal de Israel en palestina se produjo este mismo año cuando el ejercito derribó el barrio árabe de Al Mughrabi, de 800 años de antigüedad en la ciudad vieja de Jerusalén; se demolieron 130 casas y en esta explanada se construyo otro barrio para israelíes. Pero la elección de este lugar no era casual, el asentamiento se realizaba en un lugar estratégico y debidamente estudiado militarmente. Todas las construcciones y edificios están implicados en esta estrategia, nada se deja al azar por parte de los arquitectos planificadores que actúan junto a los ingenieros militares.
La colonización en los territorios ocupados aumentó su ritmo desde entonces, violando, una detrás de la otra, las resoluciones de la ONU y las leyes internacionales; hoy existen ya cerca de 200 asentamientos, La ley doméstica israelí permite y alienta la construcción de colonias, pero la Convención de Ginebra prohíbe en su artículo 49 la transferencia de población del territorio ocupante al territorio ocupado. La Ley Internacional prevalece sobre la particular, lo que significa que todas y cada una de las colonias israelíes al este de la línea verde (incluida a Jerusalén Este) son ilegales.
La dimensión geográfica se estudia para perturbar en la medida de lo posible la vida palestina, de hecho, varios asentamientos por su ubicación están separando pueblos de sus campos o bloqueando el intercambio entre pueblos; pero el aspecto topográfico de estos asentamientos es probablemente la dimensión más esencial, ocupan la parte superior de los cerros con el fin de obtener una supervisión constante de su entorno en beneficio de la mejor vista sobre lo que consideran sus tierras además de constituir una autentica provocación para quien los ve; todos estos poblados cuentan con amplios miradores. El entorno es totalmente domesticado y controlado a través de un “vocabulario militarizado de la tierra".
Después de ganar un concurso entre 10 empresas, los arquitectos israelíes Rafi Segal y Eyal Weizman fueron seleccionados para representar a su país en el Congreso Mundial de Arquitectura de Berlín (2002), el libro “Una ocupación civil”, pretendía ser el catalogo de la exposición; pero ambos, exposición y catálogo fueron prohibidos por la Asociación Israelí de Arquitectos Unidos. Los autores señalaban las conexiones directas entre las operaciones militares del gobierno y la planificación y el diseño de los asentamientos israelíes en Cisjordania.
Al exponer la simple verdad de que la arquitectura y la planificación no pueden disociarse del poder político y mediante la revelación de la condición más básica de la arquitectura sistemática de Israel (y el secreto mas oculto) de los años 60 hasta nuestros días, este libro ha logrado un atasco en la profesión en su conjunto: en Israel, ya no es posible ser arquitecto sin tener en cuenta la dimensión política de cualquier arquitectura, elección o dilema.
Eyal Weizman es arquitecto y director del Centro de Investigación de Arquitectura de Goldsmiths, Universidad de Londres, ha trabajado con organizaciones no gubernamentales y grupos de derechos humanos en Israel/Palestina; aunque su exposición y publicación “Una Ocupación Civil” fue prohibida, más tarde se ha podido mostrar en Nueva York, Berlín, Rotterdam, San Francisco, Tel Aviv y Ramala
El trazado de las ciudades es de vital importancia en los conflictos bélicos, Weizman, nos explica como la guerra urbana en Palestina ha cambiado la doctrina militar del ejército israelí; las ciudades árabes son como un laberinto de calles estrechas que plantean graves problemas a la infantería tradicional, es por lo qué, en casos como Hebrón, se emplea la estrategia de la verticalidad; es decir las comunidades israelitas que se asientan en la ciudad se sitúan en las partes altas de las viviendas.
La particularidad de Hebrón, al sur de Cisjordania, es que los israelíes no solo viven en los alrededores sino también en el centro de la ciudad vieja; la “guerra” en este caso consiste en arrojar ácido a la basura o incluso cócteles molotov a la población palestina de abajo. Alrededor de la ciudad los asentamientos israelíes se encuentran cerca de las carreteras y aldeas palestinas controladas por torres de observación que sirven para filtrar el movimiento de los palestinos, la asiduidad de estos controles van en función del estado de ánimo de los soldados y las órdenes recibidas.
Eyal Weizman es arquitecto y director del Centro de Investigación de Arquitectura de Goldsmiths, Universidad de Londres, ha trabajado con organizaciones no gubernamentales y grupos de derechos humanos en Israel/Palestina; aunque su exposición y publicación “Una Ocupación Civil” fue prohibida, más tarde se ha podido mostrar en Nueva York, Berlín, Rotterdam, San Francisco, Tel Aviv y Ramala
El trazado de las ciudades es de vital importancia en los conflictos bélicos, Weizman, nos explica como la guerra urbana en Palestina ha cambiado la doctrina militar del ejército israelí; las ciudades árabes son como un laberinto de calles estrechas que plantean graves problemas a la infantería tradicional, es por lo qué, en casos como Hebrón, se emplea la estrategia de la verticalidad; es decir las comunidades israelitas que se asientan en la ciudad se sitúan en las partes altas de las viviendas.
La particularidad de Hebrón, al sur de Cisjordania, es que los israelíes no solo viven en los alrededores sino también en el centro de la ciudad vieja; la “guerra” en este caso consiste en arrojar ácido a la basura o incluso cócteles molotov a la población palestina de abajo. Alrededor de la ciudad los asentamientos israelíes se encuentran cerca de las carreteras y aldeas palestinas controladas por torres de observación que sirven para filtrar el movimiento de los palestinos, la asiduidad de estos controles van en función del estado de ánimo de los soldados y las órdenes recibidas.
Ma´ale Adummim, el asentamiento israelí cerca de la ciudad palestina de Abu Dis ( en la región de Jerusalén oriental), es uno de los mayores de Cisjordania con 34.000 habitantes; al igual que muchos otros se encuentra en la cima de una colina con el fin de obtener ventajas geográficas y topográficas contra los palestinos
Los asentamientos ocupan el 1,5% del territorio cisjordano, pero sus construcciones complementarias, carreteras exclusivas para colonos que encierran a los poblados palestinos y dificultan el paso de los árabes, los convierten en áreas militares cerradas alrededor de los asentamientos confiscando las tierras de cultivo de pueblos palestinos vecinos aislando así ciudades árabes enteras y otorgando a las colonias el poder fáctico sobre el 60% de la tierra.
En Israel no existe la tierra privada donde uno pueda construir su propia casa. El suelo del estado hebreo pertenece a todos los judíos del mundo y, por tanto, es gestionado por el gobierno israelí; esto significa que es el gobierno el único que decide dónde y cuándo se construyen las viviendas
En Israel no existe la tierra privada donde uno pueda construir su propia casa. El suelo del estado hebreo pertenece a todos los judíos del mundo y, por tanto, es gestionado por el gobierno israelí; esto significa que es el gobierno el único que decide dónde y cuándo se construyen las viviendas
A la hora de llevar a cabo los planes urbanísticos de Israel y los territorios ocupados, el Ministerio de Vivienda asigna diversos grados de prioridad a diversas zonas de cara a invertir en desarrollo. Eso significa que en las zonas de prioridad A se pagarán menos impuestos, se obtendrán mejores hipotecas y se afrontarán menos tasas si se abre un negocio; en los últimos 30 años, prácticamente todas las zonas de prioridad A, casualmente, estaban en Cisjordania. Según la OLP, "en los últimos 10 años el crecimiento poblacional de los asentamientos israelíes en territorio palestino ha sido tres veces mayor que en el resto de los centros poblacionales de Israel".
El negocio es importante si tenemos en cuenta que la tierra le sale muy barata al gobierno israelí, puesto que las obtiene confiscándoselas a los palestinos. Esto le permite ofrecer a su propia población las viviendas que construye en unas condiciones, un precio y unas ventajas fiscales sin competencia en el interior de Israel
Los sucesivos gobiernos israelíes han hecho un gran esfuerzo para que su población sea lo menos consciente posible de la ocupación. Así, los mapas que se incluyen en los libros de texto de los niños no contienen la línea verde, Cisjordania es "Judea y Samaria"
Está claro que el conflicto divide actualmente a los arquitectos israelíes, pero no podemos ser indiferentes a la profunda implicación de los arquitectos en el expansionismo del Estado. Durante décadas, algunos arquitectos, mientras que fingen ser meros profesionales colaboraron masivamente con las agendas expansionistas de Israel, y por lo tanto tienen un papel central en el conflicto territorial que divide a Israelíes y Palestinos. Dicen que la política no afecta a la arquitectura, pero los arquitectos y urbanistas han sido “armas” del estado israelí: borran la antigua cartografía y crean una nueva en su lugar.
El hecho de que las operaciones militares más contemporánea se celebran en las ciudades sugiere la urgente necesidad de reflexionar sobre una relación emergente entre los conflictos armados y el entorno construido y en los términos que se están empleando actualmente para las expansiones urbanas de las zonas en conflicto.
"Bajo el yugo de nuestras mañanas
el sol se desmorona
y en la oscuridad de nuestros pasos
el jadeo se enciende:
estas patrias incompletas
en que parecemos ser
nada más que prisioneros de guerra"
Ibrahim Nasrallah.
(Foto Palestina, Ismail Shammut)